Es una pregunta que siempre he tenido en mi cabeza. ¿realmente nos gusta los chicos malos? Aquellos que no nos dan todo lo que queremos, aquellos que nos dan una de cal y otra de arena, aquellos que solo nos tratan como princesas algunas veces...
Segura que todas hemos tenido un chico bueno completamente enmaorado de nosotras y nossotras nos hemos enamorado del malo que pasaba de nosotras. El ejemplo más claro de esto los tenemos en el Cuento de hadas del siglo XXI, Sex and the City. Donde la princesa Carrie calzando unos Manolos y vistiendo Prada nos lo demuestra una vez mas: nos gustan los malos. Ella tiene loco por sus huesos a Aidan, el hombre perfecto, dulce, cariñoso, trabajador, guapo hasta decir basta, que la trata como una auténtica princesa. Pero sin embargo, ella elige a Mr Big, el chico malo. Aquel que una veces la trata como una princesa y parece que vive un cuento de hadas, ese que la una de cal una de arena, aquel que nunca se quiere comprometer...
Y aunque me cueste creerlo en la vida real esto pasa y mas de vez, generalmente esos chicos maravillos que están locos por nuestros huesos los conservamos como amigos y son el hombre en el cual lloramos cuando nuestros "chicos malos" no se portan como príncipes. Pero, ¿por qué nos gustan los chicos chicos malos? ¿Qué es lo que nos atrae hacía ellos irracionalmente sin que ninguna parte racional de nuestro cerebro pueda hacer nada?
Sera como dijo Carrie: "cuando llegue el momento lo sentiras". Reconocemos esa sensación que nos viene desde el estómago, que nos invade todo el cuerpo y nos hace saltar a sus brazos, sin que nada ni nadie lo pueda evitar.
Pero, ¿qué pasa cuando los chicos malos no traen un buen final como en la películas? ¿Qué pasa cuando esos chicos malos se tornan en relaciones completamente insanas? La mejor solución entonces es cortar de raís y huir los mas rápido y lo más lejos que se pueda de esa relación. porque cuanto más se tiempo se este involucrada en ese tipo de relaciones más difícil es la ruptura porque más fuerte es la dependencia emocional.
Aunque nos cueste asumirlo y sea muy duro, la cosas no van a funcionar en ese tipo de relaciones solo porque nosotras lo deseemos con todas nuestras fuerzas. La única solución es decir adios, llorar las penas y esperar lo que queda por llegar.
Porque todas nos merecemos un "chico malo" con un final feliz.