Normalmente soy una persona muy tranquila, casi nunca me quejo, pongo pegas o hago alarde de tener un carácter fuerte. Cuando una persona se muestra así el resto de la gente suele pensar que pueden de hacer de ella lo que quiere, genralmente a mi me da igual que ellos piensen que me manejan, porque realmente si estoy haciendo algo es porque me apetece así que lo demás que piensen lo que quieran.
Hasta aquí no hay ningún problema, me llevo bien con todo el mundo. El problema viene cuando una de esas personas que se creen que me manejan me intenta hacer pasar por el aro, es decir, venir a organizarme la vida, decirme que es lo que debo hacer y que no. Aquí es cuanto saco mi carácter y pongo los puntos sobre las ies. Todo lo digo en el mismo tono de voz, nunca grito porque pienso que las personas que lo hacen pierden la razón, y lo dejo todo muy claro para que no haya posiblidas de confusiones. Mi lema es: más vale una colorada que ciento amarilla.
Entonces es cuando vienen los comentarios tipo como lo maja y dulce que parecia... Pues si mira, soy maja, por lo general dulce y bastante buena, pero de ahí a que sea tonta va un abismo. Pues eso que quede muy claro, que pocas veces dicto sentencia, pero cuando la dicto es inapelable.
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