- Mujer: ¿Hablas inglés?
- Dependienta: La primera intención ha sido decirla que no, pero he contestado muy educadamente que si.
- M: ¿Donde me puedo sentar para probarme unas botas?
- D: Ahora mismo la traigo un tabure
- M: No, no me lo traigas porque no tengo intención de comprar las botas. Porque no me puedo crear que en una tienda de ropa y zapatos no haya un sitio para sentarse.
- D: A cuadros y sin palabras...
- M: Porque es que le he preguntado a una compañera tuya, que donde me podía probar las botas y me ha dicho que en los probadores.
- D: Es que es ahí donde están los taburetes, pero yo le traigo uno...
- M: Palmadita en el brazo, de esas que dicen eres tonta y media vuelta sin mediar palabra
Esto me ha hecho gracia, es más me he reído comentando con una compañera como la gente puede perder el tiempo y las energías en decirle a una dependienta que no se va a comprar unas botas. Pero no todos los días me levanto con tanta paciencia como hoy.
Ayer me hizo gracia leer en un blog que las dependientas de la tienda donde yo trabajo miramos con mala cara cuando nos desdoblan los jerseys, pues si eres un cliente que has entrado cinco minutos antes de cerrar, tocas todo para no comprar nada y enciama haces lo mismo sistemáticamente todos los días que vas a la tienda, pues si te miro con mala cara. Porque ¿como te sentirías tú si alguien te hiciera trabajar para nada cinco minutos antes de terminar?
Yo se que mi trabajo es doblar ropa, pero a las personas que no respetan mi trabajo las miro como quiero. ¡Ale, ahi queda eso!!! Además, trabjo en una tienda que vendría aunque no tuviese empleadas simplemente por abrir y en donde la gente no va a dejar de comprar por un mal servicio, porque no va a comprar allí buscando eso.
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