En esta vida, hay personas con las cuales aunque pase mucho tiempo sin verlas y sin hablar con ellas, cuando vuelves a coincidir es como si el tiempo no hubiese pasado. Hablas con ellas, como si las hubieras visto el día anterior, con la misma naturalidad y confianza.
Pues esto es lo que me ha pasado con Elena, es amiga mía desde que teníamos quince años. Pero hacía un año que no la veía ni hablaba con ella. Y el fin de semana pasado vino a Dublin. Fue una de esas coincidencias de la vida, ¡porque ella ni si quiera sabía que yo estoy viviendo aquí!
Después de un año sin vermos, quedamos el viernes cuando llegarón para vernos, tomar algo y orientarlas sobre la ciudad, porque yo el sábado trabajaba y las podía hacer de guía turística. El domingo, que yo estaba "off", fuimos a Malahaid a pasar el día. El lunes que ellas se marchaban nos despedimos con un desayuno irlandés.
Desde el principio, empezamos a hablar como si nos hubiesemos visto hace dos días. La verdad es que, aunque ha sido una visita con la que no contaba para nada, ha sido muy grata. Habíamos quedado en vernos este fin de semana en París, pero no ha podido se porque a mi no me han cambiado el día en el trabajo. Así que tendremos que esperar a Amsterdam para volvernos a ver. Como ninguna de las dos lo conocemos y tenemos gana de ir, hemos quedado que vamos cada una desde una ciudad europea y nos vemos allí.
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